25 abril 2011

Cuando la picardía se convierte en trampa

A principios de año, el Real Madrid se enfrentaba a Osasuna en el Reyno de Navarra y desde la grada se lanzaron varios balones cortando los ataques del conjunto blanco. Hace tan solo un par de semanas, el Zaragoza fue sancionado con 602 euros por lanzar desde el banquillo un balón al terreno de juego cortando un ataque del Getafe. Este domingo, en el Sánchez Pizjuán, el lanzamiento se produjo desde la grada y por parte de un recogepelotas para evitar una jugada del Villarreal. Una maniobra que no debería sorprendernos (no es la primera y probablemente tampoco será la última), en primer lugar por el escenario en el que ocurre y, en segundo lugar, porque es una costumbre que ya se ha expandido a muchos campos de España.

Intentar ser la liga más sobresaliente de Europa no sólo significa tener a todas las estrellas del balompié. Cuidar los detalles y ser ejemplar son dos máximas que no se cumplen en España. La Liga BBVA exporta goles, tacones, pero también acciones como las de Pamplona, Sevilla y Zaragoza. Acto que fue castigado con 100.000 de las antiguas pesetas y ahora habrá que esperar a lo que el Comité decide de un acta que recoge que los balones fueron lanzados desde la grada (lo del recogepelotas no lo menciona Undiano Mallenco). Lo que está claro es que, al igual que Osasuna y Zaragoza, el Sevilla se quedará con los tres puntos.

"Vamos a perseguirlo", declaró el presidente sevillista, José María del Nido, tras el partido. El responsable del banquillo zaragocista no ha salido a la luz y ahora, aunque las televisiones recojan al recogepelotas que lanzó uno de los balones, la duda está en si se sabrá de dónde venía esa orden. Diego López, portero del Villarreal, apuesta a que había detrás "una orden y no fue el recogepelotas quien decidió por sí mismo lanzar la pelota". El malestar en el conjunto amarillo es enorme y hasta el presidente Fernando Roig, en presencia de su homólogo del Sevilla, lo expresó en los micrófonos de Canal Plus.

"Hay que mejorar lo de los recogepelotas en todos los campos", señaló Gregorio Manzano, técnico nervionense, en rueda de prensa. Quizás habría que empezar los de Sevilla porque ya protagonizaron una polémica cuando el Real Madrid visitó su estadio y una botella alcanzó la cabeza de Iker Casillas. Los recogepelotas entraron al terreno de juego y, lejos de preocuparse por el meta madridista, retiraron inmediatamente el objeto con el que el Sevilla fue sancionado posteriormente.

Las cámaras de Canal Plus ya filmaron en el Sevilla-Hércules de esta temporada la actitud de los recogepelotas y que provenía del delegado sevillista Cristóbal Soria. Y es que este señor (por llamarlo de alguna manera) siempre las esta liando, muy buena fama no tiene que digamos y a sus 'niños' ya se los conoce como 'los cristobalines'. Flaco favor le hace este señor al Sevilla FC y al fútbol en general. No creo que a un equipo como al Sevilla le haga falta recurrir a estas cosas para ganar partidos, ya que el conjunto de Nervión tiene armas más importantes en el terreno de juego que las malas formas de este señor y sus discípulos, cuyas tropelías son tristemente habituales.

Desde esconder balones cuando su equipo lleva una ventaja exigua en el marcador para matar el ritmo de partido, o lanzarlos al césped para que el árbitro tenga que detener el choque, hasta encararse con jugadores visitantes. Me niego a pensar que todo sea una actuación improvisada. Son ya demasiadas veces. Los recogepelotas del Sánchez Pizjuán, que no son ningunos niños, también juegan. Maman identidad apostados tras las vallas publicitarias, apareciendo o desapareciendo a conveniencia del resultado de su equipo. Si lo que el club pretende es construir un futuro exitoso, bien haría en comenzar, de una vez por todas, a erradicar estas inenarrables escenas.

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